Curiosidades e historias del C.D. Ribaforada

Capítulo I: Noventa años después, la misma ilusión

Aquella mañana, que suponemos fría, del día de San Blas, era la culminación de un sueño que se había hecho realidad. Un sueño que se había cumplido gracias a un grupo de animosos jóvenes, encabezados por Don Eduardo Aizpún Andueza, que habían decidido poner en marcha un bonito proyecto: agrupar a la gente joven del pueblo en torno a una sociedad deportiva para practicar el juego del "foot-ball". Después de días y más días instruyéndose en la teoría -en el Bar de Pascual Villafranca, "Pijín"- y en la práctica de este nuevo juego, había llegado el momento de la verdad.  

Todos estaban nerviosos, se veían extraños con aquella rara indumentaria de colores -zamarra con rayas anchas verticales azules y blancas y pantalón negro- y, por fín, tenían un campo de verdad, en las eras de Linos. Incluso tenía hasta porterías. Pero había alguien algo más nervioso que los demás: Eduardo Aizpún. En su afición por esto del "foot-ball" había arrastrado a unos muchachos que, ilusionados con esta novedad, ahí estaban dispuestos a seguirle en su "locura deportiva". Don Eduardo quizás no era consciente de que aquel 3 de Febrero de 1921 estaba pasando a la historia del fútbol en Navarra: en ese momento, D. Eduardo Aizpún Andueza se convertía en Presidente, entrenador y jugador -además era el capitán del equipo- al mismo tiempo del que, noventa años después, es el segundo club más antiguo de Navarra -y el más longevo de la Ribera de Tudela-, después del C.A. Osasuna... del que curiosamente también fue fundador, primer presidente y jugador apenas 3 meses antes, el día 24 de octubre de 1920. No debe existir un caso similar: fundador, primer presidente, jugador... de los dos clubes más antiguos de Navarra, con apenas tres meses de diferencia. Sin duda, un hombre emprendedor este D. Eduardo Aizpún Andueza, por aquel entonces joven estudiante de leyes pamplonés que frecuentaba nuestro pueblo.

Ese primer partido, el primero de muchos a lo largo de los años, lo ganaron los capitaneados y dirigidos por D. Eduardo Aizpún por 3 a 1. El primer paso ya estaba dado. Años después vendría el cambio de colores en la indumentaria -pasaría a ser camiseta roja y pantalón negro (después sería azul) y medias negras (después serían de color rojo)- y también el del nombre -lo de C.D.Imperio Ribaforada sonaba pomposo, y se quedó en C.D.Ribaforada-, pero esa es otra historia... Como reconocimiento a los pioneros, a los fundadores, ahí va la alineación de aquel equipo, que derrotó al S.C. Manía de Mallén por 3 a 1: Marcelino Lorente "Marcelo", Ángel Corella "Custodio", Ángel Villafranca "Pijín", Félix Pérez, Eduardo Aizpún, Germán Gracia "Quinos", Avelino Zardoya "Moquita", Pascual Zardoya, Félix Bernal, Atilano Zardoya, Ángel Huguet "El Moreno de Linos".

Los comienzos fueron difíciles, como en cualquier empresa que nace de la nada. Aquellos pioneros eran, a la vez, jugadores, directivos y entrenador. Ellos mismos se encargaban del mantenimiento de las instalaciones deportivas -si a "aquellas eras valladas" se les podía llamar así-. Por supuesto, todos los gastos -material, mantenimiento de las instalaciones, desplazamientos a los pueblos de la zona- corrían por su cuenta, con las dificultades propias de la época. Eran tiempos heroicos aquellos en los que el deporte tenía un cierto halo de romanticismo. Se jugaba al fútbol por puro placer, sin importar para nada el dinero que en aquellos años suponía para algunas familias un verdadero trastorno. Y todo ello por defender los colores de tu equipo. Por el hecho de mantener bien alto el orgullo de todo un pueblo, representado en esos once hombres que se batían en duelo deportivo con los "representantes" de otras localidades.

Han pasado los años y han sido muchas las personas que, de una forma u otra, han contribuido día a día a forjar la historia de este club. Cientos de jugadores, entrenadores, directivos, empleados del club y, por supuesto, aficionados. Gentes que lo han dado todo para que este club, el equipo de "nuestro pueblo" salga por ahí llevando con orgullo, con ilusión, el nombre de Ribaforada. Igual que aquel lejano día de San Blas de 1921.