Capítulo II-a: Breve compendio de curiosidades en las primeras décadas del club
En el deporte, como en la vida, todo cambia y evoluciona con el paso del tiempo. Nada tiene que ver la forma de vivir, de pensar, de hace un siglo con la de los tiempos actuales. Ni tan siquiera, los usos y costumbres son los mismos ahora que hace, por poner un ejemplo, treinta años. Lo mismo ocurre con nuestro C.D. Ribaforada: existen hechos curiosos, anécdotas de aquellos primeros tiempos, que para mucha gente -sobre todo los más jóvenes- parecerían un tanto extrañas pero que, en aquellas épocas de penurias, supusieron todo un esfuerzo para aquellos pioneros. Como recuerdo de aquellas primeras décadas, ahí van un puñado de estas cosas curiosas que, sin duda, pueden resultar de interés.
Don Eduardo Aizpún Andueza, un hombre polifacético... y "polideportivo": Es un dato conocido, sobre todo por los buenos aficionados del C.D. Ribaforada, que D. Eduardo Aizpún Andueza fue el "alma mater" del club en sus inicios: presidente, entrenador y capitán al mismo tiempo. Como todos aquellos primeros fundadores, que a la vez eran directivos, jugadores, empleados del club... lo eran todo. Pero no sólo fue fundador y jugador de nuestro club y del C.A. Osasuna. Anteriormente jugó en otros equipos, todos ellos de Pamplona, como el Pamplona C.F., el Racing Club, el Iruña C.F y el Sportiva -embrión de lo que luego sería el Osasuna-. Aunque no terminan ahí sus inquietudes deportivas. Paralelamente a su desempeño profesional -desarrolló una importante trayectoria judicial durante toda su vida-, D. Eduardo practicó un buen número de deportes a la vez: ciclista, motorista, caza o pelota. Dejemos que sea el propio D. Eduardo Aizpún quien nos lo cuente con sus propias palabras: "... tuve también gran afición a practicar la bicicleta, la moto y la caza, hasta que ingresé en la Carrera Judicial en el año 1925, en que abandoné esos deportes, excepto la caza que ha sido mi 'hobby' favorito hasta hace pocos años, y la pelota, en su modalidad de pala, aquí en Barcelona, con mis hijos y en frontón particular". Lo dicho, D. Eduardo fue, ante todo, un hombre "polideportivo".
Sin cobrar un duro y encima pagando de su bolsillo: En aquellos primeros años, la práctica del nuevo deporte se hacía por pura afición, sin percibir remuneración alguna. Es más, costaba un dinero que en algunas ocasiones no se lo podían permitir los jugadores. Por supuesto, los aficionados no pagaban por ver los partidos, con lo que el club no recibía ingreso alguno. Los gastos eran cuantiosos: los jugadores se pagaban el vestuario, las botas y los desplazamientos. Incluso, cuando jugaban como locales, tenían que pagar cada uno dos gaseosas (una para él y otra para uno de sus rivales deportivos). Anecdótico, pero real, es el ejemplo de algún jugador que no pudo realizar el viaje por no poder costearse el desplazamiento (en concreto, a Cascante no pudo ir uno de los jugadores por no poder pagar el viaje, un duro de aquella época). En ocasiones, dedicaban la paga semanal -la propina- para poder disfrutar el domingo de su gran pasión: jugar al foot-ball.
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